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La evaluación en Educación Física

Como en el resto de asignaturas, en la evaluación de Educación Física, el alumno se merece ser evaluado de forma personal y lo más obejtivamente posible. No realizar ninguna práctica para evaluar al alumnado, crea desigualdades entre los alumnos, e incluso, crear algún recelo en algún alumno, que puede pensar aquello tan común de “el profe me tiene manía”.

Evaluar es una actividad docente enfocada a dar información al alumnado y a sus familias sobre el progreso y aprendizaje llevado a cabo, para poder tomar medidas de corrección en caso de ser necesario.

Así mismo, proporciona al maestro o profesor, datos sobre el desarrollo del grupo, en su conjunto y de forma individual. No debemos olvidar, que en ocasiones. el alumnado no alcanza los objetivos porque se diseña mal la evaluación o la programación en sí. Por tanto, es indiscutible que evaluar es una actividad que mejora la calidad del proceso educativo.

Para realizar una evaluación eficaz, no debemos perder de vista el objetivo que se persigue, que es obtener información sobre el alumnado. Para ello, nuestra evaluación debe basarse en una componente objetiva ,que se consigue midiendo los resultados a través de instrumentos adecuados variados y otra componente, subjetiva, como el juicio o valoración que hagamos como profesores.

Lo ideal, es que ambas componentes, la objetiva y subjetiva, se equilibren, ya que si sólo evaluamos bajo resultados, no estamos siendo justos con los esfuerzos y virtudes de los alumnos, por ejemplo. Tampoco seremos justos, si otorgamos la máxima nota a un alumno al que fisicamente las pruebas se le dan bien, pero no tiene en cuenta otros elementos transversales, cómo puede ser la solidaridad, el trabajo en equipo o la igualdad entre sus compañeros.

Actualmente, es muy importante tener en cuenta la diversidad entre los alumnos, y es que es la única manera de ofrecer a cada uno de ellos, las herramientas necesarias para que su aprendizaje sea el mismo a final de curso, en relación a los objetivos del curso. Así se desprende en los cambios introducidos en evaluación y promoción del alumnado según la LOMLOE.

A partir de aquí podemos afirmar que la evaluación debe ser continua, pues es la forma de evaluar, a lo largo del tiempo, el progreso del alumno, y no sólo momentos puntuales de exámenes o pruebas. Para ello debemos incluir, un diagnóstico inicial, una evaluación en cuanto a la consecución de objetivos, así como un juicio final, teniendo en cuenta de donde partimos, a donde hemos llegado y cómo ha sido el camino recorrido.

También debemos ser transparentes con los alumnos, y darles información continuamente acerca de cómo va a ser el sistema de evaluación, así como los aspectos a valorar.

Las formas de evaluación deben ser factibles. Como comentábamos antes, debemos partir de una evaluación inicial. Es muy desmoralizante para un alumno no superar la misma prueba en varias ocasiones, y podemos crearle una baja autoestima al respecto, al pensar que jamás será capaz de hacerlo mejor.

La forma o instrumentos que utilicemos para evaluar deben ser cambiantes. Si siempre utilizamos el mismo método, tendremos alumnos que siempre destacarán porque sienten cómodos con el tipo de prueba, y otros que nunca sacarán una gran nota, por lo contrario, Esta cuestión que planteo, se ve claramente, por ejemplo, en los exámenes orales, donde hay alumnos que sienten vergüenza a la hora de exponer y por tanto, no expresarán todo lo que saben o lo harán de forma torpe y nerviosa.

Implicar al alumnado en el proceso de evaluación, también es una buena forma de que se sientan incluídos, tenidos en cuenta y sean partícipes en todo momento de su progreso. Podemos realizar autoevaluaciones, de forma individual o en grupo, o que se evalúen de unos a otros, incluyendo incluso un juicio de valor sobre la nota que merecerían sus compañeros.

Elegir una forma de evaluar u otra, tampoco es fácil. Hay que tener en cuenta las disponibilidades de recursos, el grado de madurez de los alumnos, o su nivel de conocimiento sobre la materia.

Es fundamental, plasmar todo ello de forma clara en nuestra programación didáctica y en la evaluación de cada una de las unidades didácticas. Por un lado, el tribunal verá que hemos tenido todos los factores en cuenta, pero lo más importante, para que nuestros alumnos del futuro, sean evaluados bajo criterios de calidad, y para que la información recibida durante el proceso, ayude al profesor a mejorar día a día su método de enseñanza.

Por aquí algunos títulos de libros y artículos que pueden ser de tu interés, y darte información sobre la evaluación en Educación Física.

maria

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