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Situaciones de aprendizaje. LOMLOE

Las situaciones de aprendizaje se han consolidado como una de las grandes novedades de la LOMLOE debido a los grandes beneficios que conllevan en la consolidación del aprendizaje de los alumnos. Por tanto, si lo que queremos contar con una programación didáctica adaptada a la nueva normativa debemos tenerlas muy presentes a la hora de elaborar nuestras tareas y actividades.

¿Qué son las situaciones de aprendizaje?

Según Díaz Barriga, las situaciones de aprendizaje es un “método que consiste en proporcionarle al alumno una serie de casos que representen situaciones problemáticas diversas de la vida real para que se analicen, estudien y resuelvan”.

Así mismo se definen, en la propia normativa de la Junta de Andalucía como una “herramienta eficaz para integrar los elementos curriculares de las distintas materias mediante tareas y actividades significativas y relevantes para resolver problemas de manera creativa y cooperativa”.

¿Qué beneficios obtienen los alumnos con esta metodología?

El primero de ellos, es la de crear un vinculo entre lo que se aprende en la escuela y la vida real. Con esto, los alumnos verán de forma clara la aplicación sobre aquello que les están enseñando.

Todos, como alumnos, nos hemos preguntado alguna vez ¿y esto para qué me va a servir cuando sea mayor? Las situaciones de aprendizaje, ponen sobre la mesa la respuesta a esta cuestión, haciendo que el alumno se sienta más identificado con los contenidos que se le pretenden inculcar.

Así mismo, se refuerza la autonomía del alumno, la reflexión, la responsabilidad y su propia autoestima, al sentirse cercanos o como propios los problemas que se le plantean.

¿Cómo deben ser situaciones de aprendizaje?

Éstas deben partir de experiencias previas, y deben estar bien contextualizadas para cada grupo o etapa. Sólo así, el alumnado será capaz de comprender la situación de aprendizaje como parte de la realidad que le rodea.

Es importante también, que se presenten teniendo en cuenta sus intereses y necesidades. No sirve de nada plantear una situación ajena o lejana al entorno del alumno, pues no mostrará interés en ella o directamente no la comprenderá.

El problema a plantear, debe tener cierta complejidad, siempre teniendo en cuenta la edad y desarrollo del alumnado. Así mismo, el objetivo que se pretende conseguir, debe quedar claro en el planteamiento.

Su resolución debe ser integral, donde a través de distintas tareas y actividades, los alumnos pongan en práctica sus conocimientos, destrezas y actitudes. También sería ideal, aunque no siempre posible, poder resolver la situación desde diferentes perspectivas, para que cada alumno o grupo de ellos, resuelva el problema desde su propio prisma. De este modo, podrán asumir responsabilidades de forma individual y al mismo tiempo cooperativa aprendiendo a resolver problemas de forma adecuada, desde el diálogo y el consenso.

No nos olvidemos de las condiciones personales, sociales y culturales del alumnado, pues podrían causar la exclusión de aquellos alumnos que no tienen acceso o no están familiarizados con la situación planteada.

Cómo diseñar las situaciones de aprendizaje.

Los retos a proponer deben estar bien contextualizados, creado para ello, escenarios concretos basados en experiencias significativas y comunes a todo el alumnado. Su diseño puede seguir el siguiente esquema.

1. Localización de un centro de interés.
La temática a considerar debe ser motivadora e importante en el quehacer diario de los alumnos. Debe resultarles familiar.

2. Justificación de la propuesta.
Para ello, debemos apoyarnos en los objetivos de etapa que se pretenden conseguir, así como en los principios pedagógicos que nos ocupan. Por ejemplo, el entorno en el que vivimos, la gestión emocional o el consumo responsable.

3. Descripción del producto final, reto o tarea que se pretende desarrollar.
Se deberán describir los medios o herramientas necesarias para su resolución, haciendo referencia la escenario en el que se desarrolla.

4. Concreción curricular.
Hay que relacionar la situación con los elementos del currículo y las competencias básicas del mismo. En definitiva, se debe responder a la pregunta “para qué”.

5. Secuenciación didáctica.
Aquí se explica de forma breve “cómo”, “con qué”, “cuándo”, “dónde” de la situación de aprendizaje a plantear, sin olvidar los procesos cognitivos que se ven involucrados en su resolución teniendo en cuenta la motivación, desarrollo consolidación y aplicación de la práctica educativa.

6. Medidas de atención a la diversidad y a las diferencias individuales.
No hay que olvidar aplicar los principios del Diseño Universal de Aprendizaje.

7. Evaluación de los resultados y del proceso.
Deberán anotarse los criterios de evaluación de las diferentes materias que están vinculados con las competencias específicas que se desean desarrollar en esta situación de aprendizaje. No hay que olvidar incluir tanto los instrumentos de evaluación como las rúbricas necesarias, ni tampoco el procedimiento par la evaluación de la práctica docente.

En resumen, el diseño de una situación de aprendizaje requiere que los elementos curriculares se desarrollen mediante tareas y actividades motivadoras, ajustadas a las necesidades y contexto del grupo, así como su ritmo de aprendizaje. La práctica, debe estar perfectamente secuenciada, partiendo de una o varias competencias de una o varias materias y considerando la transversalidad de las competencias. Así se consigue que el aprendizaje sea transferible a la vida del alumno, su contexto personal y social permitiendo que se asiente como un aprendizaje permanente.

Podemos encontrar numerosos ejemplos de situaciones de aprendizaje en la págian web de recursos educativos del Instituto Nacional de Tecnologías Educactivas y de Formación del Profesorado (INTEF) del Ministerio de Educación.

maria

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